La AYALGA es una mujer encantada que habita en las ruinas de antiguos palacios o en oscuras cavernas, prisionera de los cuelebres y que vive consumida en su tristeza, victima de los encantamientos. Su existencia esta ligada a las tradiciones de la noche de San Juan. La ayalga aprovechando el aletargamiento de los cuelebres en esa noche, se manifiesta a los hombres en forma de luces o fuegos. El hombre que los apague con una rama de sauce podra contemplar como surge de las cenizas una mujer, de una hermosura deslumbrante, que le ofrece su amor y los riquisimos tesoros que esconde en sus ocultos palacios. Sobre las ayalgas se recogen algunos detalles curiosos: los cuelebres huyen al verla desencantada, coincidiendo con la hora del alba; ella conduce a su desencantador cogido por uno de los extremos de su ceñidor, descrito con frecuencia como hecho de bellas flores silvestres; se la representa con largas melenas; su encantamiento es un castigo impuesto por sus pecados. En el mejor de los casos el relato termina en un feliz matrimonio.