JULIÁN
Inza ha instalado en la red un dominio familiar, el "Dominio Inza", y en
sus incursiones se ha encontrado con muchos "inzas" navegando por la red.
-- ¿Cómo
se metió en lo de su propio dominio?
-- Es curioso, cuando marqué
mi apellido en el dominio nuevo, la pantalla me lo admitió, lo que
quiere decir que no había nadie que previamente hubiera utilizado
ese nombre, así que pude registrármelo sin problema alguno.
Luego vi que en la web de unos laboratorios había unos antiinflamatorios
que se llaman INZA que seguro que les interesaría comprar mi dominio...
je je.
-- ¿Se registran
dominios para venderlos como en el registro mercantil de marcas?
-- Lo repito: todo es igual
que en el mundo real y también aquí hay toda una mafia enloquecida
a la caza de nombres acertados para luego venderlos...
-- Sigamos con los "inzas".
-- Ese ego que todos tenemos
me llevó una vez a que mi buscador navegara a la caza de "inzas"
y he visto que por Internet aparecen cantidad de veces, y te sorprende
encontrar "inzas" en Nueva York, en Colonia, en California... No están
en webs sino en direcciones de Internet y por eso se me ocurrió
en mi propia web decir que si algún Inza quería poner una
web en nuestro dominio, le daría el servicio gratis y ya tengo tres
amigos "inzas", un colombiano y dos venezolanos acompañándome.
-- ¿De dónde
diablos sacan tiempo los internautas para navegar a la deriva?
-- Yo tengo la suerte de
que mi ocio y mi trabajo están unidos y a veces andas navegando
por determinados territorios por trabajo y esos caminos te enlazan sin
querer con algo que te llama la atención, y te vas pensando que
es una mirada rápida... Cuando eres un novato, te puedes despistar
un montón pero cuando tu trabajo se vuelve más comprometido,
objetivos, fechas, plazos, ya no puedes escapar del camino marcado... pero
ese ramalazo de ocio te asoma siempre.
-- ¿Cuál
es su tesoro mejor guardado en la red?
-- Mi fichero de seguridad.
Tengo una lista de enlaces de temas que me interesan, fundamentalmente
ligados con la criptografía y la seguridad, en una página
web valiosísima para mí. No por su con tenido, sino por la
información que he ido reuniendo: es una recopilación de
todos los sitios de Internet donde puedo encontrar esa información
que yo me he clasificado. Y tengo una sección de intereses personales
con un par de punteros dirigidos a Navarra.
-- ¿Encontró
cosas interesantes en Navarra?
-- En Navarra hay muy buena
información en la red, no nos olvidemos de que hablamos de una de
las comunidades tecnológicamente más avanzadas. La Cámara
de Comercio es pionera, las universidades han permitido entre la juventud
la permeabilización de todos estos conceptos del Tercer Entorno.
Y hasta en el mundo del ocio: recuerdo que en los años 80, cuando
yo hacía mis primeras publicaciones sobre estas cosas, aún
estudiando la carrera, me llamaron de una empresa de videojuegos para que
trabajara con ellos y me hizo una ilusión enorme. Años después,
en el 95, un pariente mío que tiene una franquicia de videojuegos,
tras una charla que tuvimos donde le conté cosas que se hacían
por Internet, montó en Pamplona algo así como un cibercafé,
una especie de bar donde la gente va y se co necta a la red. Creo que fue
el primero que montó esta idea en España. Luego, su cadena
de franquicia copió el modelo y han creado algo parecido en otras
partes: lo llaman La Federación, como reminiscencia de la película
de "La guerra de las galaxias".
-- ¿Por qué
los internautas profesionales leen tan pocos periódicos?
-- Quizás porque
perdemos la perspectiva de la actualidad del mundo real. Quizás
porque nos sentimos más partícipes de la historia porque
realmente las cosas que estamos produciendo día a día están
revolucionando el mundo.
-- ¿Me está
diciendo que lo que está ocurriendo en el mundo de la tecnología
influye más en la vida de los ciudadanos que lo que pasa en la vida
política, en la vida económica, en la vida cultural?
-- No osaría decir
eso, Además, ¿cómo escapar al ruido que meten las
noticias, los aerolitos, el Elian, el Pinochet? A la red llegan noticias
y periódicos en cascada permanente... Pero el dinero electrónico,
las lavadoras programadas, las tarjetas para comprar en la red... eso sí
que incide en la vida real con gran fuerza...
"Si
tengo que lanzar una novedad tecnológica, pienso en mi madre"