STE ingeniero de telecomunicaciones
se ha convertido en un gran comunicador del llamado Tercer Entorno que,
a diferencia del mundo real, se desarrolla en el mundo virtual de la red.
-- Habrá quien no lea esta entrevista porque no entiende Internet
--Ya. Y, sin embargo, deberían saber de qué va, porque
lo que está ocurriendo en este entorno nos va cambiar la vida, como
nos la cambió el teléfono o los cajeros automáticos,
que al principio nadie entendía. ¿Quién le iba a decir
a mis padres cuando estaban de jóvenes allá en Cía
y en Mañeru que iban a poder comprar con dinero de plástico?
Pues lo hacen ya tan tranquilamente como todo el mundo.
-- ¿Tiempo al tiempo?
-- Mi sobrinica de ocho años me manda ya desde Pamplona correos
electrónicos y mi hijo tenía doce años cuando diseñó
su propia página web, así que no desespero de que yo pueda
pronto decirle a mi madre por correo electrónico que no se olvide
de comprarme las tortas de chanchigorri y el café de Salvador Arrasate
de funda negra porque preparo viaje a Pamplona y necesito provisiones.
-- ¿Por qué los adultos no aprendemos a aprender como
niños?
-- Porque ellos están abiertos a todo y todo lo tienen que aprender,
les da igual que sean las guerras púnicas que a navegar por la red.
Nosotros creemos que ya sabemos bastante y nos cuesta interiorizar las
novedades con su espontaneidad.
-- Pero en la vida hemos interiorizado tantas cosas que deberíamos
estar curtidos
-- Es verdad. Recuerdo que cuando se lanzó la tarjeta 4B nadie
creía en el futuro del dinero de plástico ni que la gente
llegaría a acostumbrarse a los cajeros. Parecía muy difícil
explicarlo y mira qué ocurre ahora. En cuanto la gente interioriza
una novedad, las dificultades desaparecen. Por eso yo siempre que tengo
que lanzar un nuevo producto relacionado con la tecnología pienso
en qué diría mi madre.
-- ¿Y qué le diría?
-- Me diría, "no me líes hijo, no me líes". Le
cuento un ejemplo. Uno de nuestros productos, el SET fácil para
pagar en las tiendas de la red, nació de un invento muy complejo
realizado hace tres años, complicadísimo y de gran costo,
pero que sabíamos que era muy necesario para la banca. Yo pensaba
en algo que pudiera usar mi madre y recordaba cómo al explicarle
cómo funcionaban estas cosas ella me decía, "a mi no me líes,
hijo: ¿no lo puedo usar como uso ahora la tarjeta?" y eso me dio
la pista: hacer un SET que se pareciera lo más posible a algo que
la gente tenga ya interiorizado.
-- ¿Y cómo funciona?
-- Si alguien nos pide una tarjeta para comprar en la red se la damos
dentro de una cartera electrónica. Cuando quiere comprar en la red,
se conecta con la pági na web, se identifica, su cartera se conecta
con nuestro servidor, pincha la tienda, le dice cómo quiere pagar
y el precio se carga en su cuenta. Así de sencillo. A la larga esto
será aún más fácil: sólo habrá
una tarjeta para el cajero, para la red y para todo. Y todo el mundo lo
usará con la misma tranquilidad que ahora utiliza la Visa.
-- No me líe, no me líe. Usted sí que lo tiene
superinteriorizado...
-- Apasionadamente y desde siempre. Antes incluso de que oyera hablar
de ordenadores e informática.
-- Cuente
-- Yo nací en la Chantrea en 1961, cuando no había ordenadores
personales. Estudié en Irabia y luego en Irubide, y me dieron la
oportunidad de seguir en el Sario, pero ya quería estudiar ingeniería
de telecomunicaciones.
-- ¿Los sabía su corazón o su cabeza?
-- Con toda mi alma, porque desde crío yo andaba loco con los
walky-talky, y más tarde con los radioaficionados... Tenía
una especie de emisora pirata en mi casa con la antena en el tejado que
me había fabricado yo. Emitía música fundamentalmente
y pensaba que nadie me escuchaba pero llegué a ser muy popular en
el barrio: me encontraba con gente que me daba discos para la emisora.
-- Su hijo no se lo creerá...
-- Muchas de aquellas historias las he vuelto a revivir con la llegada
de Internet porque cuando te mueves en territorios nuevos, las sensaciones
de los pioneros son muy semejantes. Si por los walky-talky empecé
a escuchar lo que yo creía que eran radioaficionados que luego resultaron
ser las bandas ciudadanas tan comunes en aquel tiempo, ese mismo espíritu
cooperativo y libertario a un tiempo de la gente que usaba en aquella época
las emisoras lo he visto reaparecer en Internet.
--¿Y como aprendió todo aquello?
-- El último curso de bachillerato me apunté a la escuela
de formación profesional del Inem del camino de Burlada y tuve una
formación complementaria de electrónica, más mi información
autodidacta.
-- ¿Encontró lecturas accesibles?
-- Yo tenía un amigo en la Chantrea, Pablo Muñoz, que
hoy debe ser ingeniero de Telefónica, que le pegaba a eso más
que yo. Compartíamos todo y recuerdo que comprábamos en la
plaza del Castillo y cerca de Los Caídos también revistas
extranjeras con las que terminamos aprendiendo bastantes idiomas.
-- Con su título de ingeniero de telecomunicaciones se haría
el amo del barrio...
-- Me vine a Madrid a estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones,
hice aquí la mili, me casé y saqué unas oposiciones
para ingeniero de Telefónica. Me destinaron a Pamplona y enseguida
me llamaron para asesorar a una empresita que empezaba intentando montar
un negocio de ordenadores "dragón" ¿Los recuerdas?
-- Una reliquia
-- Debe andar por los museos de tecnología... Pues con aquello
montamos una pequeña tienda de ordenadores domésticos cerca
de Los Caídos. Me parece que llegamos a vender una decena en total:
un desastre por ir antes de tiempo.
-- Habría quien dijera: "estaba cantado: esto no tiene futuro..."
-- Claro. Por eso siempre me he sentido pionero al cruzar territorios
en los que nadie creía y verlos luego florecer.
Experienci as útiles
-- ¿Le sirvieron todas estas experiencias después?
-- Fue una experiencia valiosísima y aquel proyecto de montar
una central electrónica de transmisión de datos fue quizás
el más ambicioso tecnológicamente llevado a cabo en España.
Luego la compañía lo dejó de lado por estrategias
políticas hacia tecnologías de fuera, pero durante cinco
años hubo allí ingenieros muy capacitados, y aquellos desarrollos
han hecho que toda una generación de ingenieros recibiera influencia
de ese departamento.
-- ¿En Banesto también fue pionero?
-- Mi segundo destino fue una filial de transferencia electrónica
de fondos que llevaba todos los temas de tarjetas y medios de pago conectados
al sistema 4B. Allá fue donde más aprendí en seguridad
de la mano de Antonio de las Heras, el director general de 4B. En el año
92 con la crisis económica pisándonos los talones, lanzamos
la primera oficina bancaria móvil de España: un camión
blindado con un sistema de radio, un cajero y una oficina de banca en unos
tiempos en que la tecnología era mucho menos disponible y mucho
más complicada que hoy.
-- ¿Le tocó la crisis de Banesto?
-- En el 95 fuimos los primeros en poner en marcha un servicio por Internet,
cuando todavía estaba muy reciente la intervención del banco,
en un momento con todo el saneamiento de la entidad en marcha. Sin embargo,
el banco sacó adelante un par de cosas importantes con gran esfuerzo:
mantener el equipo ciclista donde Induráin estaba en plena ascensión,
y afrontar las primeras web con la sección de ciclismo.
-- ¿Conseguirán ustedes los ingenieros aliviar la complejidad
que sigue habiendo en la red?
-- Es nuestro primer objetivo, pero hemos dado pasos de gigante. La
primera vez que yo me conecté a Internet me costó más
de tres días: tuve que poner en marcha un montón de parámetros
que ni sabía cómo configurar... Era como cuando quería
conseguir para mi emisora sonido estereofónico haciendo mil malabarismos.
¡Ahora te compras un transistor de dos duros y escuchas música
celestial! Los sistemas operativos han facilitado al máximo la navegación
y el software te ayudan un montón, pero estamos sometidos a muchos
inconvenientes...
-- La misión de los ingenieros también es conseguir
que las cosas sean cada vez más seguras y baratas.
-- Ahí vamos. La red no es más insegura que la vida real,
que el problema es que en la vida real sabemos cuantificar el riesgo que
corremos y en la virtual no. Un ejemplo de libro. Si yo contacto con Perico
Pérez, ¿cómo puedo yo cerciorarme de que realmente
es Perico Pérez?
-- Eso.
-- Pues como en el mundo real: uno se fía de alguien porque no
tiene por qué engañarte. Pero si tienes que hacer algún
contrato con él, le pides un DNI y si el contrato es más
serio, vais a un notario. En la red sucede lo mismo: intercambiamos corrreos
con Perico Pérez sin más problemas pero si lo que queremos
es hacer negocios, tenemos que asegurarnos y ya hay certificados electrónicos.
-- ¿Y es seguro?
-- Es lo que perseguimos con los medios de pago en la red: que cuando
alguien utiliza su tarjeta, sepa que nadie pueda usar la tarjeta de otro.
-- ¿Y consiguen ir ganando confianza?
-- Un dato: sólo nosotros damos servicios a mas de mil tiendas,
pequeñas en su mayoría. Ayudamos a programarles el sistema
con unos costes que no se recuperan porque casi toda la comisión
que se cobra en la tarjeta es para el emisor.
-- Algo sacarán...
-- Claro. Lo que espera el banco es que a las tiendas les vaya muy bien
en la red, que ganen mucho dinero y que sigan manteniendo con él
todo el resto de relaciones financieras.
-- ¿Qué cosas se venden en Internet?
-- Cosas bien conocidas por el usuario, marcas conocidas, productos
que no precisen comprobación, que no valgan menos ni mucho más
de 5.000 pts, que no caduquen en tránsito, que no tengan problemas
de aduanas, con tamaño manejable, que el coste de envío no
sea superior al de producción... Cosas como libros, discos, perfumes,
ropa interior...
-- ¿Ropa interior?
-- Tiene un gran éxito. Quizás porque hay gente que le
dé corte comprársela a su pareja. La intimidad es buen mercado
de Internet.
-- ¿Como el sexo?
-- El mercado del sexo es muy activo en la red, pero el que más
incidentes tiene.
-- ¿Como las medicinas?
-- Un internauta puede pedir en EEUU las medicinas que quiera, aunque
es un tema muy delicado. Por eso se están pensando en España
sistemas en que el médico haga una firma electrónica y el
paciente pueda comprarlo sin ir a la farmacia.
El
"dominio Inza"